FELIZ 2014

A pesar de que donde estamos no se celebra nada, ésta es nuestra particular forma de agradeceros vuestro apoyo y así felicitaros el nuevo año. Un abrazo desde el Valle del Jordán, desde el medio de la nada, muy cerquita de ninguna parte, rodeados de  cabras y burros que cada mañana interpretan una ópera diferente para que despertemos semi-contentos.


Si quieres cambiar algo en la vida, empieza por ti mismo

Gracias a la crisis creo que he conseguido reinventarme y hacer de un pasatiempo lo que estoy seguro va a ser mi trabajo durante un tiempo, o por lo menos eso espero. Me da igual que mi forma de trabajar no le importe una mierda a un gran medio, porque si es así significará que lo estoy haciendo bien. ¿Desde cuándo lo convencional ha estado bien?

Vivimos en nuestro propio engaño y nos cobijamos en másteres, carreras e idiomas que no aprovechamos. La universidad es un simple trampolín que no sirve absolutamente de nada si no lo complementas con conocimientos reales de la vida, no con prácticas sin remunerar que nos ofrecerán  ese trabajo que vamos a odiar toda la vida para después disfrutar. ¿Disfrutar el qué? ¿del sofá y en nuestro caso el ordenador? La clave es encontrar la realización personal con algo que te llene profesionalmente. Quizás nunca vaya a ser rico económicamente hablando, pero sí que conseguiré serlo de otra forma. Esta palabra la usan mucho los neoliberales trasnochados para sentirse bien cuando meten su dinero en cuentas sin fondo, mientras, yo, usaré una quinta parte del dinero que ellos desaprovechan para ser físicamente feliz. No vayamos a caer en coletillas facilonas e hipócritas, no critico el dinero, simplemente desprecio a la gente que lo malgasta para comprar una felicidad Art Attack; hecha con cola y agua en partes iguales.

Es muy importante, primero; aprender a no ser egoísta, y la forma es bebiendo de otras culturas. Debemos asimilar que nuestros saberes no son tan diferentes a otros, sino que han evolucionado mas tarde o más pronto. Nos creemos los hacedores, basamos nuestros conocimientos en lo vivido para comprar o despreciar. Si no prescindes de tu ego, viajar no sirve para nada, únicamente para hacerte fotos y más tarde subirlas a facebook. Y segundo; estar dispuesto a bajar hasta la base, olvidando todo lo que te han enseñado, para poder empezar a aprender lo que otros saben y en lo que probablemente son profesionales. No es fácil, porque la educación que hemos recibido nos ha enseñado desde pequeños a competir con el de tu lado, para así conseguir triunfar en la vida. ¿Triunfar en qué? Probablemente un día consigas tener un despacho de 50 metros, donde te puedas realizar personalmente.

La formación europea, y aunque no lo pensemos así, está arraigada en valores muy antiguos, y nuestro profesor Honoris Causa es el magnánimo Cristóbal Colón. Si no, por qué el europeo de a pie cuando viaja a un país mas pobre que el suyo y conoce a la gente, lo primero que piensa es que para que una cultura o tribu viva mejor debe olvidar su religión o tradiciones, pues por su índole son supuestamente arcaicas y son la clave de su involución, pues son las que les impiden tener una idea positiva sobre la mujer y el uso racional del dinero. Es ahí donde radica nuestro gran problema, no estamos dispuestos a aprender y ni mucho menos aceptamos que nuestra cultura, tal vez, es mucho mas arcaica que la suya en ciertas envolturas. «La mía es mejor y más bonita, y de ahí no me bajo, aunque me da pena como vives» (lamentablemente esto lo hemos pensado muchos en algún punto de nuestra vida). No estamos dispuestos a aprender.

Sencillamente no es nuestro problema, es problema de de la educación que hemos recibido, al igual que no es culpa de la gente que vivan en determinadas condiciones o con ciertas ideas, es culpa de la casi nula educación escolar. Entonces, en vez de intentar colonizar con el pensamiento, ¿por qué no estamos dispuestos a compartir y a enseñarnos lo que uno sabe al otro? Hay que bajarse del caballo que nos impide entender que América ya existía, no somos los descubridores y profesores de nada, estamos condenados a un perpetuo aprendizaje. Por suerte la educación no termina cuando sales del instituto o de la universidad, aunque muchos si lo piensen.

Lamentablemente, en España, creemos ser unos desdichados, porque no encontramos trabajo y quizás (y no tan quizás) es hora de volver a las viejas costumbres, los hábitos de nuestros abuelos, recuperando así viejas costumbres que con la globalización hemos delegado en terceros. Desgraciadamente, aunque pensemos lo contrario, solo esperamos a que todo vuelva a ser como antes. No esperamos progresar, simplemente hacemos tiempo (mientras gimoteamos) para que el agua vuelva a su cauce y así tirarnos de cabeza al rio que nos dejó sin hogar, con mas deudas que un idiota y sin futuro.

Estamos ‘apijotados’, no estamos para nada dispuestos a llevar a cabo ‘trabajos de mierda’ (y no me refiero a trabajar en McDonald’s) porque son demasiado poco para nosotros. Quizás debamos darle la vuelta a la tortilla y explicarlo de otra forma; posiblemente es demasiado para nosotros, porque no nos va eso de liar los bártulos de verdad como hicieron nuestros antepasados, que decidieron irse a Argentina, Francia o Suiza a trabajar de verdad, y no a Londres a poner copas ‘sufriendo’.

Me refiero a currar en el campo, la construcción tradicional, o simplemente aceptar un trabajo como profesor de castellano o inglés en una aldea o tribu. A pesar de ser tan catastrofista siempre hay algo bueno, sabemos más de lo que creemos, y gracias a nuestros padres y abuelos, poseemos mas formación universitaria que nunca antes en nuestro país.

Hemos llegado hasta este punto por intereses del mercantilismo, nos hacen pensar que somos inútiles y que no podemos ofrecer nada. Nos adiestran como neandertales, nos dibujan una rueda que siempre funciona, que cada ciertos años pincha, pero que al fin y al cabo es la única alternativa. ¡Y una mierda! Eso si, como he dicho antes, hay que estar dispuesto a bajar hasta la base, para a la vez, poder empezar a asimilar lo que otros saben. Si un edificio está en ruinas, no creo que lo más perspicaz sea dedicar tu tiempo a dar capas de pintura infinitas para cubrir los defectos, lo adecuado es demolerlo para volver a construirlo, para, al mismo tiempo, corregir los fallos que se tuvieron la primera vez.

Por primera vez en 23 años me siento orgulloso de mi mismo, nunca antes había sentido nada similar, siempre esperaba que alguien me lo reconociera con una palmadita en la espalda. Ahora entiendo a mi madre. Me siento cómodo con lo que hago, y no me imagino haciendo algo con la misma pasión. Gracias a mi inquietud y a lo que algunos llamaron déficit de atención, he encontrado mi camino, y entiendo perfectamente  que muchos puedan pensar que estoy loco. Pero me importa lo mismo que a los políticos la gente.

No me veo a las órdenes de nadie, y mucho menos de un director que probablemente se ha ganado su puesto de trabajo a ‘golpe de rodilla’, y no a golpes en la vida. Si quieres cambiar algo en la vida, primero empieza por ti mismo.

Retocada

El mapa del tesoro

Se acabó el turismo para siempre. No más medias tintas. No se puede aprender con tantos planes en la cabeza. Una vez termine de quitarme todos los lastres y pase el periodo de transición que supone este viaje, empezaré la ruta hacia el verdadero aprendizaje. Primero el lenguaje, después las costumbres y finalmente la verdadera adaptación. Si no, no hay historia que contar.

Incluso siendo una idea cojonuda la de hacer un documental que hable sobre la gente después de haber convivido con ellos, se queda corta para quien quiera entender. Como reto está bien. Ofrecer pedacitos de vida real envasados con cariño es bonito. Creo que nadie tiene una oportunidad tan deliciosa por delante como nosotros. Me hace feliz que estemos siendo testigos de algo tan puro, ese momento en el que la gente se siente cómoda y te ofrecen vivir un mes con ellos, conocer a toda su familia, trabajo para un año o te explican que eres lo mejor que les ha pasado últimamente. ¡Sabiendo que somos periodistas!

Es muy agradable, pero la sensación se basa en lo ya aprendido, en comparaciones artificiales de tu mente. Hay que desaprender, abrir los ojos de recién nacido y explorar sin límites. Entonces tienes derecho a contar una historia. Si no seguimos distorsionando la vida, con ese juego de intereses del que hemos tratado de escapar.

Me acabo de dar cuenta de que las perspectivas sirven para mirar el cuadro desde diversos ángulos. Nos enseñan formas de mirar, pero el cuadro sigue siendo obra de otro, por muy cerca que lo examines.

Entiendo que la oportunidad de dejarse llevar exclusivamente por las fuerzas naturales, eliminando determinaciones exteriores, está al alcance de muy pocos. Alguien lo puede entender como dar la espalda a la sociedad incluso. Mi creencia es que hay gente que vive cómoda en la sociedad que le ha tocado y que hay otros que tienen inquietudes universales difíciles de concretar. Dentro del sistema encontramos herramientas que nos dan soluciones alternativas y ciertamente nos dan alas. Pero los que no tenemos claro a qué pertenecemos necesitamos el camino largo para encontrar las respuestas, no una vía de escape alternativa.

Cada uno sigue su camino y todos son correctos. Todos tenemos una función en este planeta, la naturaleza no es tan estúpida como para derrochar energía en algo que no sirve para nada. Pertenecemos al proceso natural, aunque la inteligencia provoque un complejo juego de egos. No somos ni más ni menos que parte de un planeta cuyos ciclos continúan siempre que nuestra ego no trate de arrasar con todo. Eliminando ese componente artificial, respetando nuestra esencia, la naturaleza nos incluye en su ciclo ofreciéndonos lo que necesitamos. «El amor mueve el mundo», resuena en la lejanía. «El amor es el mundo», suena dentro de tí.

Así que elimina tus miedos, tus comportamientos aprendidos, y da el salto. Tu pasión, que no es otra cosa que el amor que te mueve, hará el resto. Simplemente hablo de equilibrios de fuerzas, de leyes naturales, de física cuántica… Al final es lo mismo. Gracias a Moni, nuestra compañera de viaje, estoy empezando a comprender que mis dudas no estaban tan lejos de la ciencia, que se complementan a la perfección. Que la ciencia sin mística no es ciencia, que la certeza de la duda es lo que impulsa el conocimiento. Que uno debe confiar más en lo que siente, no solo en lo que ve. Así que siéntelo y créetelo, destruye tus propias barreras.

Admiro a los que se casan con 20 años y tienen 15 hijos para hacer prosperar a su familia. A quienes combaten la frustración de los anhelos incumplidos por cuidar de una madre enferma o por amor a sus amigos. Admiro a los que son capaces de sufrir por las necesidades de los demás. Yo no puedo pensar en nadie excepto en mí mismo hasta que no sepa quién soy y qué necesito. Entonces podré dedicarme a otros asuntos. Aunque para entonces ya esté muerto, quizá ese sea mi camino. Mientras tanto, el periodismo es mi herramienta para saber qué es lo que estoy buscando, sin desprenderme del todo de la sociedad en la que he nacido.

Para los que en algún momento estuvieron perdidos, para los que siguen perdidos y para los que saben lo que quieren y siguen perdidos, como yo.

Jugando con los perros mientras amanece en Ezuz, en el Desierto de Judea

«Maybe yes… Maybe not… Maybe I don’t know»

Se terminó nuestra estancia en Tifzi Land. Una semana que a priori se planteaba muy distinta a nuestra primera vez en este lugar y que ha terminado siendo igual de intensa en otros aspectos. Aunque la esencia del lugar es la misma, muchas cosas han cambiado; mucha gente que conocimos en junio ya no vive aquí, no aceptan más peticiones de coachsurfing y el desarrollo de la aldea parece estancado porque los que quedan tienen trabajos estables. Parece que la fiesta ha terminado.

Hace cinco meses ya sabíamos que se tendrían que mover un año después, pero la fecha de caducidad se ha adelantado. Tienen órdenes de demolición de las casas de barro y el nuevo propietario árabe puede aparecer en cualquier momento, así que ahora están más centrados en ahorrar cada uno por su cuenta para poder echar raíces en otra parte. Eso sí, se llevan con ellos todas las lecciones aprendidas en estos dos años y medio.

A nosotros nos ha venido bien que la aldea esté tranquila para poder conocerles mejor y trabajar en nuestro proyecto. Hemos compartido experiencias con todos ellos y les conocemos lo suficiente como para contar historias fieles a la realidad. Aun así no han parado de recibir visitas, sigue siendo un lugar mágico.

Aquí el tiempo no se mide con el reloj, sino con el sol, que te impide perder el norte y sumergirte en un pozo sin fondo construido por ti mismo. Es fácil contagiarse del tranquilo ritmo de vida y dejarse llevar. Entre coña y coña siempre nos decían que había más gente que había pasado por allí “para hacer un documental de Israel” y que al final se quedaron dos meses viviendo con ellos. Nosotros somos diferentes, aunque es verdad que nos costó despegarnos.

La barrera lingüística la hemos planteado durante este tiempo como un juego. Todos saben perfectamente inglés, pero cuando la mayoría de la gente a tu alrededor es judía el hebreo es, obviamente, la lengua dominante. Aunque a la fuerza, hemos disfrutado como enanos con el lenguaje no verbal, descifrando significados por las risas o los gestos. ¿Isi, qué coño están diciendo ahora? Ni idea, pero seguro que están con chanchullos, han dicho tres veces la palabra ‘kilo’.

Aunque aquí se pone a parir el ritmo de vida de la ciudad, también existe la rutina, pero es más natural. El sol te pide salir de la tienda, tus pulmones una gran inhalación, la tierra seca la primera meada del día y tu cerebro el primer café de la mañana. Así apetece empezar la jornada y ponerse a trabajar. Durante estos días hemos ayudado a construir una chimenea con un barril metálico y un par de tubos, un gallinero con una cama vieja y algunas tablas y a hacer cemento casero (tierra, arena y agua) para fijar las construcciones.

Además, aunque aún queda mucho viaje por delante, ya hemos aprendido las primeras lecciones. Que lo importante no es el fin, sino disfrutar el camino. No hay que obcecarse en una idea de perfección que frustra tu día a día, sino convertir tu día a día en esa idea de perfección. No es ahorrar durante años para comprar una casa más grande, es construir tranquilamente tu propia casa mientras aprendes y disfrutas. No es estudiar para llegar a ser alguien, es conocerte a ti mismo e instruirte en lo que te apetezca porque ya eres alguien.

Es construir una chimenea, mantener vivo el invernadero, decorar el gallinero o pintar las paredes aunque te puedan echar mañana, porque ahí está la clave, en que el mañana no es lo importante. Maybe yes, maybe not, maybe I don’t know… Dejarse llevar.

Otra lección es acerca del amor. Cuando has construido un lugar con amor, lo has compartido sin censuras con la gente y has permitido un intercambio de experiencias con el exterior, permites el enriquecimiento personal y material. Eso se refleja en la aldea de los Tifzi y por eso van a seguir aquí hasta el último día, porque están enamorados.

Por último, no salgas de Europa sin un botiquín de primeros auxilios, un mínimo conocimiento sobre remedios naturales (plantas) y un seguro médico básico, aunque sea el del Doctor Nick Riviera. Isi no lo olvidará y su cartera tampoco.

Le pillé riendo pero es un llorón

Le pillé riendo pero es un llorón

Ryanair: El león, la bruja y su puta madre

Como de costumbre, la aventura ha empezado sin avisar, esta vez gracias a Ryanair. Dos de los tres vuelos hasta llegar a Israel eran con ellos. En el primero, Madrid-Bruselas, viajamos al lado de un tipo que controlaba de aviones. Resultó ser un azafato de Ryanair al que hemos decidido llamar Marcelo. Parece ser que Marcelo está contento con sus compañeros de trabajo pero que desde las altas esferas le maltratan bastante, ¡y encima no le hacen descuentos para viajar! Creemos que Marcelo fue una señal del cielo (qué gracia) para avisarnos de que algo iba a pasar.

El segundo vuelo se supone que nos llevaría a Budapest. Durante el trayecto oímos unas psicofonías procedentes de los altavoces y pudimos diferenciar la palabra Bratislava. El avión estaba dando vueltas sobre sí mismo y se respiraba la confusión. Las condiciones meteorológicas impedían aterrizar en Budapest. Los azafatos de Ryanair hicieron un llamamiento a la tranquilidad y lo definieron como “a normal procedure”, el pan de cada día. Nos aseguraron que en 15 o 20 minutos se solucionaría todo y nos proporcionarían autobuses a directos al aeropuerto de Budapest. Entonces nos soltaron en el aeropuerto de Bratislava y desaparecieron. Bomba de humo.

Ironías de la vida, el avión de la catástrofe iba patrocinado por la comunidad española que mejor se lleva con los aeropuertos, la Comunidad Valenciana. Genios del humor negro estos del ‘low cost’.

Isi fardando de comunidad

Isi fardando de comunidad

Ya en tierra, locura, confusión, incertidumbre y ansia viva. La gente salió disparada, machete en boca, dispuesta a avasallar al primer autobús que pasara, fuera un urbano o una carreta tirada por burros. En medio de la batalla, las mujeres y los niños no fueron los primeros, sino los abuelos, que sintieron renacer el espíritu de la postguerra para colocarse en primera posición y que nadie les robara el sitio en el inexistente bus de Ryanair. En realidad todo el mundo corrió, pero así mola más.

Nosotros disfrutamos del espectáculo desde la barrera mientras buscamos papel para liar un cigarrillo. Cuando pensamos que está todo perdido porque nadie fumaba de liar, aparecen salidos de la bruma unos tipos de Bélgica bastante enrollados con un librillo. Entre calada y calada florece el buen rollo entre autoestopistas, contrastando con el silencio de la aerolínea, aunque nosotros vamos a seguir viajando con ella. Es como una novia que te da disgustos, pero al fin y al cabo es tu novia y tienes que quererla.

Después de una hora de espera, empezó la desesperación. Algunos cogieron taxis hasta Budapest y los que quedamos teníamos hambre y sed, lo que provocó el asalto a los dos únicos sitios donde había comida sin vigilancia. Una mujer del avión, a la que habíamos apodado “la mojigata polaca”, abrió la veda del crimen robando el primer dulce. Pronto se formó una educada fila de gente, incluídas dos monjas, esperando a rellenar su vaso robado y más tarde se convirtió en lo inevitable: asalto a todo lo comestible.

Después de cuatro horas tirados en el aeropuerto, decidimos junto con los belgas hacer autostop en cuanto aparezca la primera luz del día. Mientras tanto, a sobar detrás de la tienda desvalijada. Todos menos Isi, que se hace amigo de un croata de afilados ojos azules que no habla mucho pero paga todo; café, bocadillo y también le propone un whisky, que Isi rechaza por ser las siete de la mañana (eso dice).

Afuera todo está cubierto por la niebla y hace un frío del carajo, así que las ganas de viajar a dedo van disminuyendo como la reputación de Ryanair, quienes se limpiaron las manos y culparon al aeropuerto de la situación.

Las dos docenas de supervivientes conseguimos un superdesayuno compuesto por un sándwich de la Edad de Piedra y una barrita energética a modo de premio por nuestra paciencia. Y a las nueve y media de la mañana llegó un bus que nos llevaría a Budapest gratis, aunque si no llega a serlo montamos la III Intifada.

 

Posdata: hemos llegado a la aldea de Jerusalén sanos y salvos, sabréis pronto de nosotros.

Vicen haciendo ruido

Vicen haciendo ruido

Perdidos por la Tierra

ACLARACIÓN: Cuando grabamos este vídeo, teníamos pensado hacer un crowdfounding para costear parte del primer viaje de nuestro proyecto y que el mayor número de gente posible formara parte de la aventura. No obstante, es nuestro primer gran proyecto y nuestras ideas han ido cambiando, con la ayuda de los consejos de Verkami. Lanzaremos la campaña de apoyo cuando tengamos material que enseñar y con el que podáis ver nuestra forma de trabajar. Sigue leyendo

Menú de 1 euro

Food Inc. es un documental que  trata de dar a conocer las prácticas de las multinacionales alimenticias e irremediablemente nos habla sobre las empresas de comida rápida, ya que lo que actualmente se conoce como Industria de la Alimentación comienza con este tipo concreto de empresas en los años 30.

Sigue leyendo